Samuel dedicó su vida siendo juez de Israel, el Arca del Señor llevaba establecida ya aproximadamente unos veinte años cuando los israelitas experimentaron un proceso apartados de Dios pero lo echaban en falta.
Tenían otros dioses como Baal y Astarté a los que adoraban y rendían culto, eran creyentes politeístas, reconocían la existencia de varios dioses, cada uno con sus funciones, características y poderes diferentes, entre los cuales conservaban aún al Señor.
El pueblo de Israel se sentía desamparado, había caído en la idolatría y era atacado cada cierto tiempo por los filisteos que siempre acechaban como enemigo persistente.
La respuesta de Samuel ante esta situación fue dirigirse ante ellos y decirles:
“Si queréis volver totalmente al Señor, retirad de entre vosotros a los dioses y diosas extranjeros, entregaos plenamente al Señor, adoradlo en exclusiva y él os librará de los filisteos”
1 Samuel 7:3
El pueblo, sin rechistar hizo lo que se les ordenó, se reunieron en Mispá y Samuel a su vez intercedió por ellos en oración. Ellos ayunaron y confesaron su pecado arrepintiéndose.
En el momento en el que Samuel clamó a Dios, fue escuchado y sucedió lo siguiente:
“Samuel estaba ofreciendo el sacrificio y llegaron los filisteos para atacar a Israel. Entonces el Señor lanzó un fuerte trueno, los desconcertó y cayeron derrotados ante Israel”
1 Samuel 7:10
Después de ganar la batalla gracias a Dios, como signo de fidelidad y recordatorio:
“Samuel colocó entonces una piedra entre Mispá y Sen, diciendo: hasta aquí nos ha ayudado el Señor. (Por eso la llamó Eben Ézer)”
1 Samuel 7:12
Es necesario no hacernos nuestros propios ídolos o creer en los ya existentes, ejercitar cada día una adoración exclusiva ante nuestro Dios únicamente. Puede ser que si desviamos un poco la mirada y Dios deja de ser la primera prioridad en tu vida, estemos dando lugar a otros “ídolos” y esto nos lleve poco a poco a sentirnos como este pueblo, desamparados, sin alguien que nos defienda de inmediato como él ha demostrado poder hacerlo. ¿Cuántas veces te ha ayudado Dios cuando lo necesitabas, habiendo reconocido que lo amas y tu adoración solo va dirigida hacia él? Hasta el día de hoy, Dios te ha ayudado, hasta aquí has llegado gracias a él, Dios es nuestra piedra de ayuda. Eben Ézer («Eben (אבן) = piedra y Ézer (העזר) = ayuda)
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