DEFENDIERON LA FE CON SUS VIDAS

“Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar. Resistidlo, firmes en la fe…”
1 Pedro 5:8-9a

La historia cristiana está escrita con la tinta indeleble del sacrificio. En los primeros siglos, hombres y mujeres entregaron no solo su tiempo o comodidad, sino su propia vida por la causa de Cristo. El teólogo Justino, al ser interrogado por un gobernador romano, afirmó con valor:

“Creo firmemente que cuando soporte todas estas cosas, viviré allí.”

No era una frase simbólica. Era una convicción que lo llevó a enfrentar la muerte con esperanza eterna. Y como él, muchos cristianos del siglo II d.C. decidieron abrazar la cruz antes que negar a su Señor.

Hoy vivimos tiempos diferentes, pero no exentos de desafíos. En una sociedad donde la fe es cada vez más relativizada o incluso ridiculizada, se requiere una determinación firme para vivir el Evangelio sin compromisos. El texto que leemos nos recuerda algo profundo y confrontador:

“Fue gracias a la sangre derramada por los mártires que hoy nosotros podemos recibir el evangelio.”

¿Nos hemos acomodado? ¿Nos hemos vuelto consumidores espirituales sin compromiso ni convicción?
El Evangelio que hoy disfrutamos fue sembrado con lágrimas, persecución y fuego. No fue gratis, aunque sí es gracia.

Aplicación personal
¿Estoy dispuesto a mantenerme firme en mi fe, aunque eso implique ser rechazado, burlado o malinterpretado?
¿Vivo con la misma pasión que los cristianos que dieron su vida por el Reino de Dios?
¿Estoy transmitiendo a la siguiente generación el valor del Evangelio que he recibido?

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *