La Edad No Es Un Obstáculo Para Seguir a Dios

“Nadie tenga en poco tu juventud; al contrario, sé ejemplo para los creyentes en palabra, conducta, amor, fe y pureza.”

— 1 Timoteo 4:12

¿Alguna vez pensaste que eres demasiado joven para hacer algo grande para Dios?

¿O que ya estás muy mayor como para empezar de nuevo, cambiar o servir con pasión?

Déjame decirte algo claro: ¡La edad no limita el llamado de Dios!

No importa si tienes 13, 30 o 83… Dios no llama por edad, llama por propósito.


1. Dios usa a los jóvenes… ¡sin pedir permiso!

Miremos a David. Un adolescente que cuidaba ovejas terminó derrotando a un gigante guerrero (1 Samuel 17). ¿Por qué? Porque no se enfocó en su edad, sino en la grandeza de su Dios.

¿Y qué tal Jeremías? Cuando Dios lo llamó a ser profeta, él respondió: “¡Ah, Señor! Soy muy joven.” Pero Dios le dijo:

“No digas: ‘Soy muy joven’ […] No tengas miedo, que yo estoy contigo.”

— Jeremías 1:7-8

Dios no ve tu carnet de identidad. Ve tu corazón.


2. Dios también llama a los mayores… ¡cuando otros ya se habrían rendido!

Moisés tenía 80 años cuando Dios lo llamó desde la zarza ardiente para liberar a Israel. Sara tenía 90 cuando fue madre.

¡Imagínate comenzar tu ministerio a los 80! Dios no mira el reloj del mundo; Él tiene su propio kairos (tiempo divino).

Caleb, a sus 85, le dijo a Josué:

“Todavía estoy tan fuerte como cuando Moisés me envió. ¡Dame ese monte!”

— Josué 14:11-12

¿Quién dijo que es tarde para soñar? Con Dios, ¡nunca es tarde para comenzar!


3. Lo que importa no es la edad, sino la disposición

Dios busca corazones dispuestos, no edades exactas.

Si estás listo para amar, obedecer, y confiar en Él, entonces estás en el momento perfecto para seguirlo.

Jesús llamó a discípulos jóvenes, adultos comunes, e incluso transformó la vida de ancianos sabios como Nicodemo. Lo importante no era cuántos años tenían, sino que le siguieran con todo.


4. No dejes que nadie te detenga (ni siquiera tú)

Vivimos en un mundo que etiqueta:

– “Muy joven para entender.”

– “Muy viejo para intentar.”

Pero Dios rompe etiquetas. Si Él te llama, es porque te respalda. Si Él te mueve, es porque te usará.

No eres una casualidad.

Eres una parte importante del plan de Dios para esta generación, seas adolescente, adulto o anciano.


5. ¿Y ahora qué?

👉 Si eres joven: No esperes a “crecer” para servir. Comienza ahora. Ora, ama, sirve, habla de Cristo con valentía.

👉 Si eres adulto: No pienses que ya pasó tu momento. Dios puede renovarte, restaurarte y lanzarte con más poder.

👉 Si eres mayor: Tus años no te jubilan del Reino. Tu sabiduría es necesaria, tu testimonio es oro, y tu fe inspira.

“El justo florecerá como la palma; crecerá como cedro en el Líbano. Aun en la vejez fructificarán.”

— Salmo 92:12-14


Conclusión: ¡No pongas límites donde Dios no los puso!

Tú no eres “muy joven” ni “muy viejo”. Eres exactamente quien Dios quiere usar hoy.

Así que deja las excusas, rompe las etiquetas y di como Isaías:

“Aquí estoy, Señor, envíame a mí.” — Isaías 6:8

Dios no está esperando que tengas cierta edad…

Está esperando que digas sí.


¿Te animó esta palabra? Compártela con alguien que necesita saber que nunca es tarde ni demasiado temprano para seguir a Dios. 💥🙌

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *