A veces pasamos por alto todos los regalos que vienen junto la crucifixión de Jesús.
Sabemos que para que pudiéramos tener salvación era necesario que se derrame sangre, pero él hizo mucho más que eso. No era necesaria la tortura, la burla, los insultos, y sin embargo también fueron un regalo.
Jesús fue crucificado junto a dos ladrones, este fue uno de los más bonitos regalos, el de la elección.
Ambos condenados tuvieron exactamente la misma oportunidad de rendirse ante Jesús y creer o no hacerlo. Es más en Mateo 27:44 vemos que ambos se comportaban igual.. pero entonces algo cambió para uno de ellos. (Lucas 23:39-43)
Ahí estaba, sin insistir, sin obligaciones, sin nada más que la vida de un carpintero en el madero para que puedan arrepentirse y rendirse a él.
Pero te preguntarás porque Jesús no le predicó al otro ladrón, porque no le insistió para que obtuviese la salvación… Te lo responderé de la siguiente manera:
La oveja se pierde inocentemente.
La moneda se pierde irresponsablemente.
Pero el hijo pródigo se fue intencionalmente. El hijo eligió, el padre lo dejo elegir, y Jesús era justo, la oportunidad debía ser la misma para ambos criminales, debía dejarlos elegir porque eso es lo que hace el Padre.
Lo mismo hace con nosotros, nos da a elegir y es responsabilidad nuestra qué camino escogemos. Dios nos dejó un manual con las instrucciones de lo que nos convenía, pero no nos obliga a que lo sigamos al pie de la letra, eso depende de nosotros.
Pero recuerda, las decisiones para tener la vida eterna se toman ahora, mientras todavía respiramos, después solo nos quedará vivir la eternidad consecuencia de lo que decidimos hoy.
Si hoy estás siendo un hijo pródigo, vuelve a casa con el Padre, el te espera con los brazos abiertos.
Literalmente, me hizo replantearme muchas cosas. Jesús nos da la libertad de elegir y no nos exige seguirle.
Simplemente…wow