Una persona con espíritu consagrado cuida de no ensuciar su vida y pide limpieza todos los días es una persona enfocada en su llamado que no desenfoca, es una persona que al entrar por una puerta, jamás vuelve atrás, es determinada, de una sola mente y voluntad. 

Vivamos como sacerdotes a su sagrado servicio, estemos a la altura para servir a nuestro Dios. Busquemos cada día ser limpiados, cuidemos no ensuciar nuestras vidas, renovemos esto todos los días. Tengamos claro que hemos sido llamados a ser limpios, sin manchas y a perseguir nuestro llamado. Busquemos la determinación y la voluntad de Dios siempre. Nosotros también queremos ser una persona de espíritu consagrado para agradar al padre todos los días de nuestra vida.

“Y a sus hijos y los consagrados como sacerdotes a mi servicio” 

Éxodo 30:30