¿Has escuchado alguna vez a alguien decir que no es necesario asistir a la Iglesia? ¿Has escuchado a alguien preguntar por qué tenemos que ir o vestir de alguna manera?
Muchas veces se atribuye el asistir regularmente a la Iglesia, como un rito inculcado por los hombres. Pero, ya habían días de celebración que la Biblia refleja, Dios fue el autor de este buen hábito y además fue bastante específico cuando dió a conocer esto a los israelitas:
“Habla a los israelitas y diles: El primer día del séptimo mes será para vosotros un día de descanso solemne en el que celebraréis una asamblea santa convocada al son de trompeta; no haréis ningún tipo de trabajo y presentaréis ofrendas al Señor”
Levítico 23:24-25
En dos versículos nombra cuatro claves que los israelitas debían de comprender para dedicarle a Dios un día especial:
- Debe ser un día de descanso solemne → día de reposo
- Celebraréis una asamblea → es un día de celebración y gozo
- Al son de trompeta → instrumentos y alabanza
- Presentaréis ofrendas al Señor → servicio de ofrenda a Dios
En cuanto a la vestimenta o manera de presentarse el día de celebración, es fácil de entender ¿cómo te vestirías si está totalmente garantizado que Dios te espera todos los días de servicio en la Iglesia en medio de su pueblo, si tuvieras cada día de celebración una cita con Dios?
“El sumo sacerdote, destacado entre sus hermanos, sobre cuya cabeza fue derramado el aceite de la unción, fue consagrado para llevar vestiduras sagradas, no llevaría el pelo despeinado ni rotas sus ropas”
Levítico 21:10
Antiguamente, como el sumo sacerdote era el único que podía disfrutar de la presencia de Dios, la biblia habla individualmente, pero una vez ese velo fue rasgado y Jesús murió por nosotros, nos concedió el acceso directo al Padre. ¿Qué quiere decir esto?
Que todos hemos sido consagrados para estar en su presencia, así que ¿por qué no vamos a ponernos nuestras mejores prendas y prepararnos para recibir al Rey cada día de celebración?
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