“Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito.”

‭‭Romanos‬ ‭8‬:‭28‬

Cada experiencia de tu vida te hace único/a. Considera los talentos naturales que Dios te ha dado, las diferentes oportunidades que has tenido y las habilidades que has adquirido. Piensa en dónde has crecido, dónde has viajado, qué has aprendido. Tal vez entiendas diferentes culturas y puedas identificarte con personas de todo el mundo, o tal vez creas arte que inspira y lleva a la gente a la acción. Las diversas experiencias que has tenido en tu vida pueden parecer irrelevantes por sí mismas, pero juntas te están llevando hacia algo significativo que puedes usar para glorificar a Dios. 

Lo vemos en el libro de Ester, que cuenta la historia de una mujer judía que se encuentra en una posición única para salvar a su pueblo del genocidio masivo. Incluso siendo la esposa y reina del rey persa, no se veía a sí misma como especial o más importante para el plan de Dios que cualquier otra persona. Ella solo estaba haciendo lo mejor para sobrevivir. Pero debido a quién era, dónde vivía, la época en la que vivía, sobre quién tenía influencia y la sabiduría que Dios le dio, Él la usó para salvar a los israelitas de la muerte.

No hay duda de que Dios te ha dado habilidades, talentos, educación, poder financiero, estatus o influencia que es especial para ti. La cuestión es cómo lo vas a utilizar. No tienes que estar en el ministerio a tiempo completo para hacer la obra de Dios. Puedes trabajar para Dios, en los negocios o en el hogar, con muchos o con pocos. La mayoría de nosotros no seremos famosos algún día, pero todos tenemos círculos de influencia y dones únicos que aquellos en nuestro círculo de influencia necesitan.