“Y si Cristo no resucitó, vana es entonces vuestra fe; todavía estáis en vuestros pecados… Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho.”
(1 Corintios 15:17, 20)
La resurrección de Jesús no es solo un evento pasado ni un símbolo bonito: es el corazón del evangelio y la base de nuestra fe. Si Cristo no hubiera resucitado, todo lo que creemos carecería de sentido. Pero ¡Él resucitó! Y eso lo cambia todo.
1. La resurrección: Un evento histórico y espiritual
Históricamente, la tumba vacía y los testimonios de los discípulos (Juan 20:1-8) ofrecen evidencia sólida. María Magdalena, Pedro, Juan y muchos más vieron al Señor resucitado. Pero más allá de los hechos, hay una verdad profunda: la resurrección es una realidad espiritual viva hoy.
Cuando creemos con el corazón y confesamos con la boca que Jesús es el Señor y que Dios lo levantó de los muertos (Romanos 10:9-10), su resurrección ocurre también dentro de nosotros.
No es solo historia antigua; es una experiencia presente. Cristo vive en nosotros, y eso transforma nuestra existencia por completo.
2. Señales de que Jesús ha resucitado en nuestro corazón
A. Victoria sobre la muerte espiritual
“Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo… a fin de que andemos en vida nueva.”
(Romanos 6:4)
Cuando Jesús resucita en nuestro interior, el pecado ya no nos domina. Hay libertad de la culpa, y comenzamos a vivir de otra manera. La vieja naturaleza muere, y una nueva vida empieza.
B. Paz en medio del caos
“La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da…”
(Juan 14:27)
El mundo puede estar en ruinas, pero si Cristo vive en ti, su paz sobrepasa todo entendimiento. No es ausencia de problemas, es presencia de Jesús.
C. Un corazón renovado
“De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es.”
(2 Corintios 5:17)
La resurrección no solo nos da vida eterna, sino una nueva forma de vivir ahora. Nuestras prioridades, pensamientos y deseos cambian. Nuestro corazón se vuelve más como el suyo.
3. Cómo mantener viva su resurrección en nosotros
“He aquí, yo estoy a la puerta y llamo.”
(Apocalipsis 3:20)
Jesús quiere una relación diaria, no una visita ocasional. La oración, la lectura de la Palabra y la adoración son puertas abiertas a su presencia.
A. Comunión constante
“He aquí, yo estoy a la puerta y llamo…” (Apocalipsis 3:20)
Jesús quiere una relación diaria, no una visita ocasional. La oración, la lectura bíblica y la adoración son las formas en que lo dejamos entrar y permanecer con nosotros.
B. Vivir en amor y servicio
“Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí…” (Gálatas 2:20)
La vida resucitada se refleja en nuestras acciones. Amamos, servimos y damos como lo hizo Jesús. Él vive en nosotros, y eso debe notarse.
C. Proclamar su vida
“Estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros.” (1 Pedro 3:15)
La esperanza de la resurrección no puede quedarse en silencio. Debemos compartir con otros lo que Cristo ha hecho, porque muchos aún viven en oscuridad y muerte espiritual.
Buena reflexión ☺️ muy lindo .pero necesitaría un poco más grande la letra ☺️
Gracias por el apoyo, esperamos seguir siendo de bendición.
Un saludo.