Querido hijo/a:

En esta carta quiero pedirte que confíes y te reconcilies conmigo, que vuelvas a mí; que tú y yo seamos uno para que la alegría y la paz te rodeen. Escucha mi consejo y haz el bien y la justicia, descarta lo material como polvo y lústrate; prescinde de las riquezas que te ofrezcan y busca a Dios que será lo más preciado en tu vida.

Me gustaría que prestes atención, medites y guardes lo que tengo para ti. Reflexiona sobre lo que te enseño y búscame con humildad de corazón. En Dios hallarás delicia cuando pongas sobre Él tu mirada; al levantar tu oración a Jehová, Él prestará atención a tu clamor y tú serás cumplidor de lo que le prometiste. Acertarás en lo que te propongas porque Dios está de tu lado, y en tu caminar la luz brillará. Dios enaltece al sencillo y a los desalentados los rescata. Dios da libertad al que es inocente, y si tú también lo eres, la salvación será tuya.

Job 22: 21 – 30

Con amor, Dios.