El camino que conduce al padre

“Yo soy el camino, la verdad y la vida —le contestó Jesús—. Nadie llega al Padre sino por mí.”
(Juan 14:6)

Estas palabras de Jesús fueron pronunciadas en un momento de profunda inquietud entre sus discípulos. Él estaba anunciando su partida, y el temor llenaba sus corazones. En ese contexto, Jesús no les dio un mapa, ni una lista de instrucciones… les dio a Él mismo.

“Yo soy el camino”
En una vida llena de encrucijadas, decisiones difíciles y confusión espiritual, Jesús se presenta como el único camino seguro. No necesitas descubrir el camino por tu cuenta: Él es el camino. Seguir a Jesús no es simplemente caminar detrás de un líder, sino entrar en una relación viva con Aquel que nos guía con propósito y dirección segura.

“Yo soy la verdad”
En medio de tantas “verdades” que el mundo ofrece —filosofías, ideologías, opiniones— Jesús no ofrece una verdad parcial ni relativa. Él es la verdad. Su palabra es confiable, su carácter es constante, y su amor es inmutable. En Él descubrimos la verdad sobre quién es Dios, quiénes somos nosotros, y para qué fuimos creados.

“Yo soy la vida”
Jesús no vino a mejorar nuestra vida, sino a darnos una nueva. La vida en Cristo no es solo existir: es vivir con propósito, libertad, gozo y esperanza. Es una vida que empieza ahora, pero que no termina con la muerte. Es eterna.

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