Tratar de escapar del ruido de las festividades de esta temporada puede ser muy desafiante. Sin embargo, respirar profundamente y abrir la Biblia para leer la historia de la Navidad es una oportunidad para despertar de nuevo nuestros sentidos a lo que realmente sucedió y el motivo de la celebración.

Isaías nos lo dice claramente en el versículo 14: «La virgen concebirá y dará a luz un hijo, y lo llamará Emanuel», que significa Dios con nosotros. Imaginemos a María, envolviendo a Jesús con amoroso cuidado. Como un hermoso lazo en un regalo perfectamente preparado, su instinto maternal es asombroso. Esta escena nos despierta a lo que realmente importa: el regalo de Emanuel, el don de tener a Dios con nosotros.

Fue necesario que pasaran cientos de años para que la profecía de Isaías se cumpliera. Cuando llegamos al libro de Lucas, capítulo 2, vemos que cada palabra de esa profecía nos remonta a aquella primera noche en Belén. Todo estaba en su lugar para el cumplimiento de la promesa divina.

Qué hermoso es saber que hoy esa promesa sigue viva para nosotros, más de dos mil años después.

Invitemos a Emanuel a habitar en nuestro corazón para que podamos disfrutar plenamente del regalo de su nacimiento.

Dedica un momento para meditar y agradecer a Jesús por su presencia en tu vida. Que su paz te inunde y sea el regalo más precioso que puedas recibir en esta Navidad.