La adoración es una actitud del espíritu. Se trata de acción interna e individual, por eso los cristianos están adorando constantemente, los siete días de la semana. Cuando se adora, hay que ser consciente que se hace en un plano individual.

Naturaleza de la adoración (Juan 4: 23-24)

Esta naturaleza se da de dentro hacia fuera y consta de dos partes importantes:

1. ADORAR EN ESPÍRITU

• Requiere una adoración desde lo más hondo de nuestro ser para ello se debe nacer de nuevo (1 Corintios 2: 11).
• Requiere de una mente centrada en Dios y renovada por la verdad (Romanos 12: 1-2).
• Solo se puede adorar en el espíritu si tenemos un corazón puro, abierto y arrepentido (Salmo 51:17).

2. ADORAR EN VERDAD

• Para adorar a Dios, se ha de comprender quién es y lo que ha hecho, y el único sitio donde se ha revelado es en la Biblia. Si no se tiene la verdad de la Biblia, no conocemos a Dios y no podemos adorar verdaderamente.

El Espíritu Santo dentro de nosotros es quién vigoriza la adoración, porque en esencia está glorificándose a Sí mismo, y toda adoración verdadera glorifica a Dios. Solo cuando nuestras mentes dejan de estar centradas en las cosas materiales para centrarse en Dios, podemos adorar en el espíritu. La alabanza y la adoración a Dios no pueden provenir de corazones llenos de pecados inconfesos (2 Samuel 11). La adoración es una expresión de alabanza desde lo más hondo de nuestros corazones a un Dios que es comprendido a través de Su Palabra.