Piensa en la multiplicación

En Génesis 10 leemos sobre Nimrod. Fue un gran cazador. Su nombre se ha vinculado a un famoso dicho: «Como Nimrod, un poderoso cazador ante el Señor» (Génesis 10:9).

Nimrod fue el primer gran conquistador de la tierra y el primer gran gobernante. Estableció su imperio en lo que hoy es Irak y Siria, con Babel en el centro. Utilizó su poder para conquistar y matar, con el fin de crecer, obtener reputación y bienestar personal. Nimrod es conocido como el primero, por lo que antes de él no era habitual utilizar el poder de esta manera. Introdujo una forma de pensar y actuar totalmente nueva.

Con el tiempo, muchos líderes y empresarios poderosos han adoptado este paradigma. Para ellos, hacer negocios es como librar una guerra. Hay que eliminar a la competencia, ampliar las cuotas de mercado y disparar las ganancias. La riqueza, el patrimonio personal y el bienestar deben crecer mediante operaciones empresariales «inteligentes».

El beneficio de un hombre es la pérdida de otro. Esta es para ellos la dura realidad del mercado. Nimrod tenía un modelo simple de multiplicación: “Mata y toma”. No siembra, no abona, no agrega valor adicional, sino que se asegura de tener personalmente vida abundante eliminando a los demás. Esto es pensar desde la escasez y el poder, lo que lleva a más escasez y muerte.

Si vives desde la escasez, nunca estarás satisfecho con lo que te han dado, de modo que necesitas eliminar a los demás para asegurarte de obtener tu propia parte deseada. Si un pequeño grupo de personas acumula medios y riquezas, esto crea escasez para los demás.

También es un principio de escasez, porque esta forma de multiplicar es como cosechar sin sembrar ni abonar. Como consecuencia natural, esto lleva a un suelo pobre y a más escasez. La vida se destruye y la muerte se impone.

Esta línea de pensamiento vincula directamente los beneficios de una persona con la pérdida de otra. La otra persona se ha convertido en la competencia en lugar de un compañero.

Si nosotros, como empresarios (cristianos), valoramos el deseo o el reconocimiento por encima de cualquier otra cosa, esta línea de pensamiento se cuela en nuestros corazones antes de que nos demos cuenta.

Entonces empezamos a ver a nuestros clientes como máquinas de beneficios, a nuestro personal como instrumentos, a nuestra competencia como amenazas y a nuestros proveedores como gastos, en lugar de personas creadas a imagen de Dios.

1 Comentario

  1. Matías

    Me fascinó!

    Responder

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