Cuídense de los falsos profetas. Vienen a ustedes disfrazados de ovejas, pero por dentro son lobos feroces. Por sus frutos los conocerán. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos o higos de los cardos? Del mismo modo, todo árbol bueno da fruto bueno, pero el árbol malo da fruto malo. Un árbol bueno no puede dar fruto malo y un árbol malo no puede dar fruto bueno. Todo árbol que no da buen fruto se corta y se arroja al fuego. Así que por sus frutos los conocerán. »No todo el que me dice: “Señor, Señor”, entrará en el reino de los cielos, sino solo el que hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo. Muchos me dirán en aquel día: “Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre y en tu nombre expulsamos demonios e hicimos muchos milagros?”. Entonces les diré claramente: “Jamás los conocí. ¡Aléjense de mí, hacedores de maldad!”
Mateo 7:15-23
¿Cuál es la prueba fiable que nos hace ser llenos del Espíritu Santo?
Hablar en lenguas, echar fuera demonios, profetizar e incluso sanar a los enfermos, no son pruebas de ser llenos del Espíritu Santo, de hecho se puede hacer todo lo mencionado y aún así no ser conocido por Jesús. La gran diferencia y prueba de ser llenos del Espíritu Santo no son los dones sino los frutos.
De acuerdo con Mateo 7 en los versículos 15 al 16, se interpreta que cualquier persona puede fingir un don, pero es mucho más complicado fingir un fruto.
Entonces, ¿cómo es posible ver la prueba de que somos llenos del Espíritu Santo?
No es difícil de identificar, en Gálatas 5: 22-23, se muestran los frutos del Espíritu.
Una persona es verdaderamente llena del Espíritu Santo cuando actúa conforme a la voluntad de Dios y se deja ser transformada.
Por ende, si estas habilidades se producen en tu vida, tienes la prueba de que el Espíritu habita dentro de ti.
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