En Mateo 16:24, Jesús dice:

Si alguno de ustedes quiere ser mi seguidor, tiene que abandonar su propia manera de vivir, tomar su cruz y seguirme. Si tratas de aferrarte a la vida, la perderás; pero si entregas tu vida por mi causa, la salvarás.

Este pasaje de la Biblia puede parecer repetitivo, pero es uno de los más impresionantes, además determina una valentía que pocos están seguros de hacer. Es decir, Jesús nos manda a dejar nuestra forma de vivir, nuestras costumbres aunque pensemos que no tienen nada de malo, nuestras amistades o mejor dicho, la confianza que ponemos en nuestro círculo más cercano…y el trabajo entre otras cosas.

Cuando Jesús habla de tomar nuestra cruz, solemos pensar en situaciones que nos avergüenzan, en aquellas que nos hacen sentir vulnerables, solos…no simplemente en pecado sino todo aquello que es un peso para nuestra vida. Junto con Jesús podemos superar todo eso y dejarlo atrás, pero siempre siendo conscientes de que el primero que cargó su cruz fue Jesús.

Jesús en ningún pasaje bíblico nos dice que nos dejará solos en este proceso, sino que a causa de seguirle y empezar una historia de amor con el Señor, salvaremos nuestra vida y viviremos conforme a lo que Él nos dice.

El reconocer la necesidad de tener a Jesús en nuestras vidas, es afirmar que queremos construir una vida sobre la Palabra de Dios. Debemos de empezar a entender lo que Dios quiere guiarnos a hacer en cada momento de nuestro día.

Una vez entendamos que Jesús es lo único que necesitas, viviremos conforme el salmista lo declara en Salmos 62:5-6:

Solo en Dios halla descanso mi alma; de él viene mi esperanza.

Solo él es mi roca y mi salvación; él es mi refugio,

¡no caeré!