Las palabras de queja o refunfuña conllevan un poder destructivo, destruyen el gozo que tenemos.
Lo curioso es que terminamos cayendo en este mal hábito muchas veces sin siquiera darnos cuenta.
Efesios 4:29-31
Si nosotros no nos esforzamos por llenar nuestros pensamientos y conversaciones con gozo y amor, el enemigo se encargará de llenarnos con pensamientos que nos traigan amargura.
Juan 6:43
Filipenses 2:14-15
Los buenos hábitos nos llevan al camino de bendición, los malos hábitos nos llevan a malos caminos.
El gran ejemplo es el pueblo de Israel, a causa de la queja dieron vueltas por el desierto durante años y retrasaron la bendición, no avanzaron como Dios lo tenía planeado por sus propias palabras y hechos. (Hebreos 3:9-11)
La queja trae consigo la amargura. Lo que hablamos y hacemos es lo que llevamos dentro, la queja son palabras de derrota y nos hace ciegos a las bendiciones de Dios. (Marcos 7:15)
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