Efesios 2:1-6
Dios nos dice que nos ha hecho sentarnos en lugares celestiales junto a Cristo, pero vivimos una vida mediocre, con oraciones mediocres y rutinarias, metas meramente terrenales, a veces ni siquiera tenemos sueños o metas realmente claras y mucho menos cuando se tratan de planes celestiales.
Creemos que mientras no nos falte nada material y seamos “felices” en los estándares de esta sociedad, es suficiente. Nos hemos tomado el evangelio como algo más light, no queremos escuchar algo que nos confronte demasiado porque entonces nos ofende. No realizamos oraciones peligrosas y nos conformamos con bendecir los alimentos o pedirle a Dios para que nuestro día vaya bien. Ponemos demasiadas excusas para no ocuparnos del Reino, de aquellas cosas que son realmente importantes.
Nunca tendremos tiempo, ganas y motivación suficiente si nadie te dice que te estás ARRASTRANDO en un mundo que solo te hace ir con la corriente de lo que lleve esa temporada.
Y lo cierto es que Dios nos creó para hacer cosas increíbles, nos diseñó con planes aún mayores de los que podíamos soñar. (Jeremías 29:11)
Pero todo esto no lo vamos a conseguir con oraciones superficiales, con cantar los domingos en la iglesia y durante la semana que nuestra boca se llene de vocabulario que en nada alimenta, nada conseguiremos si pretendemos que de nosotros salga más de un tipo de agua, porque con eso sólo conseguiremos que sea un agua turbia que a nadie le agrada. (Santiago 3:10)
Hoy decídete a cambiar esto, sé valiente, de los que arrebatan para Dios, marca la diferencia en tu generación, y sueña con volar alto, tan alto como Dios te haga llegar.
«Que triste es vivir arrastrándose cuando hemos sido creados para volar» Itiel Arroyo (Amar es de valientes)
Él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia. Entre ellos vivíamos también todos nosotros en otro tiempo, andando en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos; y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás. Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos). Juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús,
Efesios 2:1-6
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